La semana pasada hablamos sobre los hackers y cómo se valen de distintas artimañas —con o sin ayuda de la Internet— para violentar tu privacidad. Como pronostiqué, la audiencia del programa se fue al suelo. Después de todo, eso le sucede a otra gente.
Esta semana vamos a hablar de un corolario del tema de la semana pasada. Vamos a hablar de la privacidad, si es que acaso queda algo de eso en nuestra vida moderna.
La mayoría de la gente de hoy en día vive en una vidriera. Retratan lo que se comen y se lo enseñan al mundo. Se toman fotos frente a la piscina, al “Mercedes” o en la cancha de tenis como para gritarle al mundo “hey, mírenme a mí, mírenme a mí, mírenme a mí”. Y si te recuerda al burro de Shrek con lo de “mírenme a mí” es pura coincidencia.
Y como decimos en Puerto Rico, éramos muchos y parió la abuela. Ahora la inteligencia artificial llega para añadirle una capa más a la falsedad. Ahora no tenemos que escribir, vamos a tener aplicaciones que hablen por nosotros, aplicaciones que nos corrijan automáticamente cada imperfección, que aparezcan en cámara por nosotros… En fin, nos. vamos a poder recostar todos y dejar que la vida nos viva en lugar de nosotros vivirla a ella.
El otro día escuchaba una noticia, sobre una demanda en los Estados Unidos, contra la compañía Amazon, porque la señora del tubo estaba espiando a sus clientes y transcribiendo todo lo que escuchaba. ¿Y a quién le debe sorprender eso? Eso se lo dije yo a un conocido podcaster cuando la “señora del tubo” salió por primera vez al mercado.
Recuerdo que mis palabras exactas fueron: “recuerda que eso escucha todo el tiempo”.
Entonces, la pregunta obligada es. ¿Éramos muchos y parió la abuela? ¿A caso no estábamos suficientemente “desnudos ante el mundo” antes de que llegara la señora del tubo? Realmente es sensato removernos la piel para prestársela a los robots del siglo 21 para que nos representen —y eventualmente nos reemplacen— en ese antro de podredumbre digital en el que se ha convertido la Internet?
El otro día leía una corta reseña de Aury Curbelo en Facebook en la que señalaba que en Puerto Rico los expertos se “cambian de ropa” (y esa es una metáfora mía) según la nueva tecnología que surja. No importa que sea la “neutralidad en la red”, “el phishing”, “la energía renovable”, “la ética”, “la calidad del agua” o “la fibra óptica”, los expertos son los mismos. Son como “prostitutas temáticas” (de nuevo una metáfora mía) a la hora de ocupar los espacios noticiosos. Son incapaces que decir “yo no sé”. Prestan su voz y su cara para hablar del tema que sea.
Mientras tanto, hay un puñado de multibillonarios (sí de los de b) que se forran diariamente los bolsillos con nuestros datos. Y ahora con esto de la supuesta “inteligencia artificial” vienen por lo poco que nos queda: nuestra voz, nuestra imagen y nuestro intelecto.
¿Alguna vez te has preguntado cuánto en realidad sabe la Internet sobre ti? Pues créeme, se te caería la “quijá”, como decimos en Puerto Rico, porque sabe mucho más de lo que sabes tú. Y de eso es de lo que vamos a hablar hoy. De lo que sabe la Internet sobre ti y de lo que está aprendiendo cada día que pasa. Porque créeme, la privacidad no solo está muerta sino enterrada también.
ENLACES
* Desnudos Ante El Mundo
* La Seguridad En Un Mundo Cibernético
* S...