Los disquetes fueron uno de los mayores logros del mundo de la computación: impulsaron a la industria del software con un formato que duró varias décadas. En algunos casos incluso conservaron los tesoros que creíamos perdidos para siempre.

Antes de que aparecieran los disquetes, las tarjetas perforadas y las cintas magnéticas obstaculizaban el potencial de la computación. Steven Vaughan-Nichols describe la magnitud de los cambios que se dieron gracias a la llegada de los floppies. Dave Bennet nos explica que la necesidad de un dispositivo de almacenamiento permanente, que también pudiera enviarse por correo, dio lugar a los primeros disquetes de ocho pulgadas. George Sollman recuerda que le asignaron la tarea de crear un disquete aún más pequeño, y nos habla de los extraños objetos que inspiraron su diseño. Y cuando Sollman fue a presentárselo al HomeBrew Computer Club, le sucedió algo inesperado: dos de los personajes frecuentes de esta temporada le pidieron más información. Y el resto es historia.

¿O no? Matthew G. Kirschenbaum señala que, en realidad, los disquetes se siguen utilizando en lugares que nunca nos imaginaríamos. Además, Jason Scott y Tony Diaz nos dicen cómo transfirieron cierto código fuente de la Sneakernet a la nube.

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