Con Alberto Aparici hacemos un repaso por algunos momentos poco afortunados de la historia de la ciencia. Viajamos al año 1834, a la costa sur de Argentina, en la Patagonia, a donde Darwin fue para encontrar y catalogar nuevas especies. En concreto, conocemos la anécdota de cuando Darwin se comió -de forma literal- su propio descubrimiento: el ñandú petiso, una especie no catalogada. También hablamos de la mala suerte del astrónomo francés Guillaume Le Gentil, que se perdió en dos ocasiones el acontecimiento científico del siglo: los tránsitos de Venus. 

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